El desplome del petróleo en los mercados internacionales
viene generando caos de cara al futuro. El mundo se enfrenta a una problemática
comercial de nivel global en plena pandemia por el Covid-19.
En octubre pasado se realizó la reunión OPEP (Organización
de Países Exportadores de Petróleo) + Rusia. La reunión anunciaba lo que el
futuro depararía para el mercado mundial del Petróleo: la fuerte caída de los
precios internacionales del oro negro que vemos hoy, azuzada por la pandemia
del coronavirus.
Esta situación derivó a que el día lunes el barril del crudo
estadounidense West Texas Intermediate (WTI) cotizado en New York para su
entrega en mayo cayó a valores negativos por primera vez en su historia tras
una sesión infernal. La impactante caída obligó a los inversionistas a
deshacerse desesperadamente de sus barriles en un mercado saturado por la
parálisis económica ocasionada por la pandemia.
¿Qué es lo que ha ocasionado esto? Podemos identificar dos
factores:
- La caída de los precios del crudo se debe a la baja demanda que existe lo mismo. Lo cual ha sido desencadenado por las medidas de cuarentena tomadas por una gran cantidad de países para detener la propagación del nuevo coronavirus.
- La negativa de la OPEP y Rusia de llegar a un acuerdo para la meta de producción de petróleo luego de sendas reuniones para poner en valor el suministro eficiente y seguro para la industria mundial. Tras el fracaso de sendas reuniones, las proyecciones de la Agencia Internacional de Energía son para nada alentadoras. El exceso de suministro de petróleo en abril será de 29 millones de barriles por día, y en promedio en 2020 será de 9,3 millones de barriles por día.
No obstante el escenario comercial, podemos identificar cómo
la “geopolítica del petróleo” ha contribuido también a la actual crisis del
petróleo. El Gobierno de Donald Trump ha comprado 75 millones de barriles de
petróleo aprovechando la fuerte caída de sus precios para sus reservas
estratégicas a un precio irrisorio. Mientras tanto la OPEP intentará, en los próximos
días, llegar a un acuerdo para frenar esta estrepitosa caída que asesta un duro
golpe a los países productores.
Las consecuencias del bajo precio del crudo pueden traen
también consecuencias políticas. Gobiernos como los de Irán o Venezuela pueden
caer en la inestabilidad política a causa de su dependencia de la producción
petrolera y de las sanciones económicas impuestas precisamente en el mercado
petrolero.
Vienen días en los que la OPEP se enfrentará a su mayor
desafío en décadas: lograr la receta para el compromiso de sus miembros de
estabilizar el mercado energético global.
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Frank Guerrero Inga PRESIDENTE EJECUTIVO DEL CENAEP |
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